El primer paso es realizar una cuidadosa selección de los más finos botánicos donde se destacan el enebro salvaje que crece al pie de la cordillera de los andes, el sauco y la rosa mosqueta, los tres botánicos provenientes de nuestra Patagonia, seguidos por pieles de cítricos, coriandro, cardamomo, regaliz, clavo de olor, pimientas, entre otros.

El segundo paso es el proceso de maceración donde se colocan los botánicos en alcohol y agua para extraer de forma lenta y delicada sus aromas y sabores. Al cabo de 72 horas se procede al filtrado filtrado de los sólidos, pieles y semillas, reteniendo el líquido macerado.

Este líquido se destila lentamente por casi 8 horas separando cabezas, corazón y colas dando así un destilado de 83° aproximadamente que luego se hidrata de forma lenta para llevarlo a la graduación precisa de 43° donde cada botánico logra su mayor expresión.

El último paso es el reposo por aproximadamente 10 días para luego ser filtrado y finalmente embotellado.

Listo para disfrutar.